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lunes, 29 de noviembre de 2010

La universidad y la creatividad

La creatividad consiste en la habilidad de imaginar, crear productos mentales multisensoriales, y realizar rápidamente nuevas y originales asociaciones. Es un camino a lo novedoso, a la inventiva.
Desde el punto de vista psicológico, la creación es la producción de lo nuevo, por lo que, en mayor o menor grado, la creatividad es patrimonio de todas las personas. Se pone de manifiesto principalmente en la infancia y la adolescencia, y se materializa en la educación superior en forma de productos técnicos, científicos y artísticos.
Dentro de este marco, ¿cómo la universidad pone en práctica la creatividad?
Se tiene cientos de tesis de pre y post grado en todas las disciplinas del conocimiento, casi nadie llega a saber que pasa con las tesis, son útiles o carecen de importancia, o se van convirtiendo en montones de papeles en las bibliotecas. Quienes las leen son los sujetos que van a hacer otras tesis.
La persona creativa es inventiva y desarrolla el pensamiento divergente: si algo no se puede hacer de una forma, encuentra otra vía; desafía las maneras actuales de hacer las cosas, el conformismo; enfrenta a lo desconocido, desafía las contracciones y busca los cambios. Aporta lo que tiene en su yo (sueños, ilusiones, observaciones, ideas), tiene necesidad de crear, de hacer algo; rompe esquemas y se sale del cuadrante, trasforma la realidad, convierte la fantasía en realidad, es ilusionista, hace perfectible lo imperfecto. Es original: crea algo distinto a lo real, genera situaciones no habituales para hallar respuestas únicas
Nuestras universidades no plasman estas dinámicas mentales, no forman creadores, pensadores, innovadores que deben expresarse en investigaciones que resuelvan problemas reales de la región. Forman Robots, personas de actividad repetitiva o mecánica: lo que ya ha sido hecho, se vuelve a repetir una y otra vez, pero con ciertas modificaciones, pues, no hay producción intelectual, no se desarrolla la inteligencia.
Estas limitaciones se producen por factores externos e internos. Los factores externos tienen que ver con el inadecuado ingreso a las universidades donde se omite la producción científica y se privilegia el currículum, la carencia de especialización en su área de formación profesional y limitado principio de la realidad.
Los factores internos comprometen el desconocimiento de la epistemología, confusión teórica sobre la aplicación del método científico que se impone dogmáticamente a las áreas y niveles de investigación; falta de un debate científico permanente; falta de incentivos reales para la investigación. Y los que asumen la dirección de investigación son escasos en producción científica.
La universidad debe motivar la creación o innovación a través de la investigación. Por ello el post grado y en forma especial el doctorado debe estar regido a abordar temas que nadie los ha hecho, a fin de demostrar la verdad. En este nivel superior, no se debe permitir estudios o trabajos de repetición o composición.
Para el logro de este deseo, la creación debe ser libre, pues si el intelecto no es libre, no inventa nada, no podría innovar, no rompe esquemas. Y si no hay innovación no hay progreso. Esta actitud la debe garantizar la universidad.
El creador es quien genera algo nuevo. Esto hace que el creador se conduzca por el camino de la búsqueda, de la experimentación, el descubrimiento, la investigación, la innovación, la creación, la inducción, la imaginación, el intento, hasta que logra sus metas y encuentra los resultados.
Cada persona es creativa a su manera. Pues, actúan a su manera, son originales y no se aburren de lo que hacen. Pero cada persona puede ser creativa, si carece de egoísmo, y no piensa en dinero, ni está en busca de prestigio, respetabilidad; por el contrario debe de disfrutar de su trabajo, entonces cada actividad tiene un valor intrínseco. Por ejemplo, si trabajamos en el laboratorio todo el día y a puerta cerrada, es por que te gusta tu trabajo; porque disfrutas de ello. Si alguien lo aprecia, bien, siente agradecimiento. Si nadie lo aprecia no es asunto tuyo preocuparte de ello. Has trabajado y disfrutado, por lo tanto estás alegre y satisfecho.
El creativo siempre tiene algo nuevo en su mente. Busca hacer realidad su deseo. Es como una catarsis intelectual. El creativo es como el artista que entiende “el arte por el arte mismo”, no por ningún otro motivo. Entonces disfruta de todo lo que esta haciendo. El arte implica la desaparición del yo, el que ayuda a estar dichoso y en silencio, inundado de alegría, paz y tranquilidad, y no tiene por que preocuparse de lo que digan los críticos; lo que es decisivo es el entusiasmo interno, toda la sensación de calor, de alegría.
Cuanto más grande intelectualmente es la persona, más tiempo le cuesta a la gente reconocerlo como tal, porque cuando una gran persona aparece, no hay un criterio para juzgarlo. El tiene que crear sus propios criterios o nuevos valores con los cuales será juzgado.
El creador siempre que trae algo nuevo a la sociedad es inevitablemente ser rechazado y es juzgado. La sociedad aprecia a los técnicos. Por ello, los creadores tienen que estar dispuestos a arriesgar su prestigio, su reconocimiento, su orgullo, su respetabilidad, una y otra vez, y puede adentrarse en algo que nadie piensa que valga la pena asumirlo.
Un creativo es un vagabundo, no puede asentarse en un lugar o en algo, asentarse para él significa la inacción. Siempre esta dispuesto a correr riesgos. Y por otro lado no conoce el aburrimiento, está emocionado, encantado o constantemente en un estado de aventura. Y esta subvierte los sentidos comunes de la vida.
El creativo tiene su propio mundo, tiene una nueva visión y siempre se pone por delante de su tiempo; la sociedad es lenta en su desarrollo y se encuentra rezagada, de ahí la brecha entre el creativo y la sociedad. Por esta razón subvierte el orden establecido, desarrolla nuevas sensibilidades y genera universidad.
Y desde luego, la creatividad debe socializarse a través de una comunidad académica que no se ha desarrollado todavía en región andina y la universidad debería propiciar su desarrollo sin esquematismo, dogmatismos, burocratismos y fuerzas coercitivas que anulan la creatividad y la inteligencia.
Un fabricante conoce la forma correcta de hacer una cosa, el modo más económico de hacer una cosa; con el menor esfuerzo posible y el tiempo mínimo para obtener mejores resultados.
Escribe: Víctor R. Cabos De La Cruz | Educación - 28 nov 2010

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