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lunes, 17 de noviembre de 2014

Filosofía de la ciencia y epistemología: Los valores epistémicos y el cambio científico

Filosofía de la ciencia y epistemología: Los valores epistémicos y el cambio científico: Los valores epistémicos, en filosofía de la ciencia y epistemología, son aquellos que intervienen en los procesos de decisión relativos a la...

SÁCRATES Y SU INFLUENCIA EN LA EDUCACIÓN



“Sócrates y su influencia en la educación”


Enviado por Elizabeth




  1. Introducción
  2. Sócrates
  3. La Educación
  4. Conclusión
  5. Bibliografía

Introducción

Sócrates nació en Atenas el año 470 a. c. de una familia, al parecer, de clase media. Su padre era escultor y su madre comadrona, lo que ha dado lugar a alguna comparación entre el oficio de su madre y la actividad filosófica de Sócrates. Los primeros años de la vida de Sócrates coinciden, pues, con el período de esplendor de la sofística en Atenas.
El interés de la reflexión filosófica se centraba entonces en torno al ser humano y la sociedad, abandonando el predominio del interés por el estudio de la naturaleza. Probablemente Sócrates se haya iniciado en la filosofía estudiando los sistemas de Empédocles, Diógenes de Apolonia y Anaxágoras, entre otros. Pero pronto orientó sus investigaciones hacia los temas más propios de la sofística.
Desarrollo:

Sócrates

Desde muy joven, llamó la atención de los que lo rodeaban por la agudeza de sus razonamientos y su facilidad de palabra, además de la fina ironía con la que salpicaba sus tertulias con los ciudadanos jóvenes aristocráticos de Atenas, a quienes les preguntaba sobre su confianza en opiniones populares, aunque muy a menudo él no les ofrecía ninguna enseñanza.
Su inconformismo lo impulsó a oponerse a la ignorancia popular y al conocimiento de los que se decían sabios, aunque él mismo no se consideraba un sabio, aun cuando uno de sus mejores amigos, Querefonte, le preguntó al oráculo de Delfos si había alguien más sabio que Sócrates, y la Pitonisa le contestó que no había ningún griego más sabio que él (Apología 21a). Al escuchar lo sucedido, Sócrates dudó del oráculo, y comenzó a buscar alguien más sabio que él entre los personajes más renombrados de su época, pero se dio cuenta de que en realidad creían saber más de lo que realmente sabían. Filósofos, poetas y artistas, todos creían tener una gran sabiduría, en cambio, Sócrates era consciente tanto de la ignorancia que le rodeaba como de la suya propia. Esto lo llevó a tratar de hacer pensar a la gente y hacerles ver el conocimiento real que tenían sobre las cosas.
Asumiendo una postura de ignorancia, interrogaba a la gente para luego poner en evidencia la incongruencia de sus afirmaciones; a esto se le denominó «ironía socrática», la cual queda expresada con su célebre frase «Yo sólo sé que no sé nada» (?? ??da ?t? ??de? ??da [en oida oti ouden oida]). Su más grande mérito fue crear la mayéutica, método inductivo que le permitía llevar a sus alumnos a la resolución de los problemas que se planteaban por medio de hábiles preguntas cuya lógica iluminaba el entendimiento. Según pensaba, el conocimiento y el autodominio habrían de permitir restaurar la relación entre el ser humano y la naturaleza.
La sabiduría de Sócrates no consiste en la simple acumulación de conocimientos, sino en revisar los conocimientos que se tienen y a partir de ahí construir conocimientos más sólidos.
Esto le convierte en una de las figuras más extraordinarias y decisivas de toda la historia; representa la reacción contra el relativismo y subjetivismo sofista, y es un singular ejemplo de unidad entre teoría y conducta, entre pensamiento y acción. A la vez, fue capaz de llevar tal unidad al plano del conocimiento, al sostener que la virtud es conocimiento y el vicio ignorancia.
El poder de su oratoria y su facultad de expresión pública eran su fuerte para conseguir la atención de las personas.
Sócrates no escribió ninguna obra porque creía que cada uno debía desarrollar sus propias ideas. Conocemos en parte sus ideas desde los testimonios de sus discípulos: Platón, Jenofonte, Aristipo y Antístenes, sobre todo. Tales testimonios no son convergentes, por lo que no resulta fácil conocer cuál fue el verdadero pensamiento de Sócrates

La Educación

Sócrates fue en su tiempo un docente innovador, crítico y humilde, que impulsó a sus discípulos que eran quienes estuvieran dispuestos a conversar con él en jardines, calles o plazas, a pensar, y esto le valió una condena a muerte, la que esperó con gran serenidad, acusado de corromper a los jóvenes.
Su pensamiento lo conocemos a través de la obra de su discípulo Platón, ya que Sócrates no dejó ningún texto escrito.
Fue contemporáneo de los sofistas, pero éstos cobraban por sus lecciones, mientras Sócrates enseñaba gratuitamente, pues consideraba que enseñar era una misión sagrada.
Además Sócrates no decía como los sofistas poseer la sabiduría sino que se hallaba en su constante búsqueda.
Lo primero para él, era el conocimiento personal, de uno mismo, luego vendría el conocimiento del universo exterior. El control de los impulsos, la serenidad de espíritu, el alejamiento del lujo y las pasiones eran la enseñanza que daba Sócrates, sobre todo con su ejemplo, pudiendo ser considerado el fundador de la ética.
Su enseñanza se efectuaba mediante el diálogo, con el que intentaba extraer verdades de su interlocutor y sacarlo de la ignorancia.
En una primera instancia, el maestro se dedica a criticar el discurso que escuchaba de quien con él conversa, haciéndole ver sus falacias e incluso llegando a ponerlo en ridículo indicándole sus contradicciones. Esta parte se denomina ironía.
Luego viene la mayéutica a efectos de extrae la verdad que subyace en el intelecto humano, que puede exteriorizarse ayudado por preguntas del maestro, que cumple un oficio similar al de la partera (profesión de la madre de Sócrates) que ayuda a que la vida salga al exterior. En este caso lo que nace es la verdad, llegando a la raíz del objeto de conocimiento
Aparece ya en Sócrates el rol del maestro como guía que orienta a quien necesita descubrir por sí mismo, y no como dueño del saber a transmitir ante un estudiante pasivo.
  • Método socrático:
Sócrates no predicaba la virtud directamente, sino más bien, invitaba a reflexionar sobre ella.
No ofrecía las recetas acabadas sino convidaba a la búsqueda.
Por eso, son de suma importancia los dos métodos, o para ser más correcto, los dos momentos del mismo método, que Sócrates empleaba en la mencionada búsqueda de la verdad y de la virtud, las mismas las llamaba: ironía y mayéutica, respectivamente.
Ironía
Sócrates pertenece a una especie de hombres que no tienen amor propio en las discusiones, y que aceptan encantados la refutación si así se descubre la verdad. Confiesa que su única cualidad es la ironía, consistente en interrogar a los sabios y procurar sacar la verdad que hay en el fondo de sus respuestas.
En Sócrates la Ironía se mezcla con la cortesía cuando éste extrema su modestia hasta decir de que él es lento y gárrulo, y que no llega a poner en claro las cosas.
El alcance de la Ironía o modestia socrática se hace patente una vez que en el descubrimiento de la verdad nos encontramos ante la siguiente alternativa: o llegamos a alcanzarla o, por el contrario, nos debemos convencer de que no sabemos lo que ignoramos, y esto no sería, en verdad, un premio despreciable de nuestro trabajo.
Tal es el fundamento del famoso sólo sé que no sé nada, la afirmación socrática más concluyente e indubitable, resultado de una fundamental desconfianza. Y es que si Sócrates discute siempre para descubrir si efectivamente sabe o no, es porque no quiere hacerse ilusiones de que sabe algo cuando nada sabe. Por todo ello, con una modestia que es la más firme base de todo método de conquista de la verdad, grita Sócrates: Atenienses que me escucháis; no sé nada, y ante vosotros me presento desnudo y sin los adornos de una mentirosa certeza.
Además, la ironía o modestia socrática es grande en cuanto que por ella se traza límites. Así no incurre en la insensatez de discutir de omni re scíbili, como por principio hacían los sofistas. Y es que el vino de los saberes recién descubiertos no se le subió a Sócrates a la cabeza. Conservó un afán tan grande de saber que la apariencia de sabiduría en los maestros-sábelo-todo le parecía mera elocuencia. En este sentido, la ironía socrática representa también un afán de sinceridad que le aleja de todo culto a las meras apariencias.
Mayéutica
Del griego maieutiké (arte de las comadronas, arte de ayudar a procrear). La mayéutica es el método filosófico de investigación y enseñanza propuesto por Sócrates. Consiste esencialmente en emplear el diálogo para llegar al conocimiento. Aunque Sócrates nunca sistematizó la mayéutica, seguramente es correcto destacar las siguientes fases en este método:
en un primer momento se plantea una cuestión que, en el caso del uso que Sócrates hizo de este método, podía expresarse con preguntas del siguiente tipo ¿qué es la virtud?, ¿qué es la ciencia?, ¿en qué consiste la belleza?;
en un segundo momento el interlocutor da una respuesta, respuesta inmediatamente discutida o rebatida por el maestro;
a continuación se sigue una discusión sobre el tema que sume al interlocutor en confusión; este momento de confusión e incomodidad por no ver claro algo que antes del diálogo se creía saber perfectamente es condición necesaria para el aprendizaje, y Sócrates lo identifica con los dolores que siente la parturienta antes de dar a luz;
tras este momento de confusión, la intención del método mayéutico es elevarse progresivamente a definiciones cada vez más generales y precisas de la cuestión que se investiga (la belleza, la ciencia, la virtud);
la discusión concluiría cuando el alumno, gracias a la ayuda del maestro, consigue alcanzar el conocimiento preciso, universal y estricto de la realidad que se investiga (aunque en muchos diálogos de Platón no se alcanza este ideal y la discusión queda abierta e inconclusa).
La idea básica del método socrático de enseñanza consiste en que el maestro no inculca al alumno el conocimiento, pues rechaza que su mente sea un receptáculo o cajón vacío en el que se puedan introducir las distintas verdades; para Sócrates es el discípulo quien extrae de sí mismo el conocimiento. Este método es muy distinto al de los sofistas: los sofistas daban discursos y a partir de ellos esperaban que los discípulos aprendiesen; Sócrates, mediante el diálogo y un trato más individualizado con el discípulo, le ayudaba a alcanzar por sí mismo el saber.
El arte de la mayéutica implica la teoría platónica de la reminiscencia pues al considerar al discípulo competente para encontrar dentro de sí la verdad debe suponer que el alma de aquél la ha debido conocer en algún momento antes de hacerse ignorante.
La palabra sophistes significaba maestro en sabiduría. Como tales se presentaban estos señores que andaban de lugar en lugar, participaban en la política y cobraban por sus lecciones. Sabían o simulaban saber de todo: astronomíageometría, aritmética, fonética, músicapintura. Pero su ciencia no buscaba la verdad sino la apariencia de saber porque ésta reviste de autoridad.
No eran, pues, propiamente filósofos pero tenían en común una actitud que sí puede llamarse filosófica: el escepticismo y relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz de conocer una verdad válida para todos. Cada quien tiene "su" verdad.
No eran, pues, propiamente filósofos pero tenían en común una actitud que sí puede llamarse filosófica: el escepticismo y relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz de conocer una verdad válida para todos. Cada quien tiene "su" verdad.
Los Sofistas enseñaban la areté requerida para estar a la altura de las nuevas circunstancias sociales y políticas (recordemos que la palabra areté, traducida generalmente por virtud.
La primera exigencia de esa areté era el dominio de las palabras para ser capaz de persuadir a otros. "Poder convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles", dice Protágoras. Gorgias dice que con las palabras se puede envenenar y embelesar. Se trata, pues, de adquirir el dominio de razonamientos engañosos. El arte de la persuasión no está al servicio de la verdad sino de los intereses del que habla. Llamaban a ese arte "conducción de almas". Platón dirá más tarde que era "captura" de almas.
Como los sofistas, hablaba y enseñaba sobre la areté, pero mientras los sofistas decían que no podemos conocer nada. Ahora bien, si se trata de la areté de todo hombre -de la que pretendían ser maestros los sofistas-.
  • Pensamiento:
Sócrates no escribió nada y, a pesar de haber tenido numerosos seguidores, nunca creó una escuela filosófica. Las llamadas escuelas socráticas fueron iniciativa de sus seguidores. Acerca de su actividad filosófica nos han llegado diversos testimonios, contradictorios entre ellos, como los de Jenofonte, Aristófanes o Platón, que suscitan el llamado problema socrático, es decir la fijación de la auténtica personalidad de Sócrates y del contenido de sus enseñanzas. Si creemos a Jenofonte, a Sócrates le interesaba fundamentalmente la formación de hombres de bien, con lo que su actividad filosófica quedaría reducida a la de un moralista práctico: el interés por las cuestiones lógicas o metafísicas sería algo completamente ajeno a Sócrates. Poco riguroso se considera el retrato que hace Aristófanes de Sócrates en "Las nubes", donde aparece como un sofista jocoso y burlesco, y que no merece mayor consideración.
Más problemas plantea la interpretación del Sócrates platónico: ¿Responden las teorías puestas en boca de Sócrates en los diálogos platónicos al personaje histórico, o al pensamiento de Platón? La posición tradicional es que Platón puso en boca de Sócrates sus propias teorías en buena parte de los diálogos llamados de transición y en los de madurez, aceptándose que los diálogos de juventud reproducen el pensamiento socrático. Esta posición se vería apoyada por los comentarios de Aristóteles sobre la relación entre Sócrates y Platón, quien afirma claramente que Sócrates no "separó" las Formas, lo que nos ofrece bastante credibilidad, dado que Aristóteles permaneció veinte años en la Academia.
El rechazo del relativismo de los sofistas llevó a Sócrates a la búsqueda de la definición universal, que pretendía alcanzar mediante un método inductivo; probablemente la búsqueda de dicha definición universal no tenía una intención puramente teórica, sino más bien práctica. Tenemos aquí los elementos fundamentales del pensamiento socrático..
Los sofistas habían afirmado el relativismo gnoseológico y moral. Sócrates criticará ese relativismo, convencido de que los ejemplos concretos encierran un elemento común respecto al cual esos ejemplos tienen un significado. Si decimos de un acto que es "bueno" será porque tenemos alguna noción de "lo que es" bueno; si no tuviéramos esa noción, ni siquiera podríamos decir que es bueno para nosotros pues, ¿cómo lo sabríamos? Lo mismo ocurre en el caso de la virtud, de la justicia o de cualquier otro concepto moral. Para el relativismo estos conceptos no son susceptibles de una definición universal: son el resultado de una convención, lo que hace que lo justo en una ciudad pueda no serlo en otra. Sócrates, por el contrario, está convencido de que lo justo ha de ser lo mismo en todas las ciudades, y que su definición ha de valer universalmente. La búsqueda de la definición universal se presenta, pues, como la solución del problema moral y la superación del relativismo.
Esa verdad que se buscaba ¿Era de carácter teórico, pura especulación o era de carácter práctico? Todo parece indicar que la intencionalidad de Sócrates era práctica: descubrir aquel conocimiento que sirviera para vivir, es decir, determinar los verdaderos valores a realizar. En este sentido es llamada la ética socrática "intelectualista": el conocimiento se busca estrictamente como un medio para la acción. De modo que si conociéramos lo "Bueno", no podríamos dejar de actuar conforme a él; la falta de virtud en nuestras acciones será identificada pues con la ignorancia, y la virtud con el saber.
  • La influencia de Sócrates:
Sócrates ejercerá una influencia directa en el pensamiento de Platón, pero también en otros filósofos que, en mayor o menor medida, habían sido discípulos suyos, y que continuarán su pensamiento en direcciones distintas, y aún contrapuestas. Algunos de ellos fundaron escuelas filosóficas conocidas como las "escuelas socráticas menores", como Euclides de Megara (fundador de la escuela de Megara), Fedón de Elis (escuela de Elis), el ateniense Antístenes (escuela cínica, a la que perteneció el conocido Diógenes de Sinope) y Aristipo de Cirene (escuela cirenaica).

Conclusión

Con respecto a Sócrates, dedico su vida a filosofar y enseñar.
El no cobraba las lecciones que les brindaba a los ciudadanos, no pronunciaba discursos ni escribió.
La principal preocupación de Sócrates era la conducta degradada de los subciudadanos, por este motivo, enfoco su curiosidad intelectual en el ser humano y su capacidad que tenia éste de conocer la verdad.
Decía que la sabiduría se adquiría en las conversaciones, haciéndose preguntas y buscando juntos las respuestas, por lo cual invitaba a los que conversaban con él, a pensar juntos cual es el objeto del ser humano.
Sócrates no respondía las preguntas, él quería que los hombres se hagan las preguntas y que ellos mismos las respondieran, de esta manera nseño a pensar, a buscar la verdad y saber que es posible alcanzarla.
Sócrates enseñaba que el "arete" era conocimiento, por ello le parecía evidente que si los hombres llegaban a entender lo que era el bien y lo justo, escogerían eso, nadie escoge el mal conscientemente, si lo hacen es por ignorancia.

Bibliografía

  • Profesor Alberto Gómez,( apuntes de la materia de filosofía y educación (2012).
  • Carpio,
  • http://educacion.laguia2000.com
  • http://www.webdianoia.com
  • http://palabrasyvidas.com


Leer más: http://www.monografias.com/trabajos96/a-socrates-y-su-influencia-educaciona/a-socrates-y-su-influencia-educaciona.shtml#ixzz3JM5MUcit

" realismo"

La Casa de Sabato · Nobleza Obliga

La Casa de Sabato · Nobleza Obliga

"FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN (Para Maestros)"

Los cuatro pilares Delorsianos, las cinco mentes de Gardner y los siete saberes de Morin: Viejos y nuevos paradigmas para humanizar la Educación del futuro

Los cuatro pilares Delorsianos, las cinco mentes de Gardner y los siete saberes de Morin: Viejos y nuevos paradigmas para humanizar la Educación del futuro


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Grégory Alfonso García Morán. Colombia. IBERCIENCIA. Comunidad de Educadores para la Cultura Científica.
Grégory Alfonso García Morán. Médico, educador, intelectual, investigador, divulgador, historiador y autor literario. Profesor Experto Genética, Bioquímica, y Biología Celular y Molecular. Profesor Experto Farmacología-Terapéutica. Coordinador y Profesor Cátedra Historia de la Medicina y Cultura Médica. Facultad de Medicina, Fundación Universitaria Sánitas. Miembro Instituto de Investigación, Grupo Medicina Translacional, Fundación Universitaria Sánitas-Colsánitas (Bogotá, DC. Colombia)
Prolegómenos
¡La Educación siempre será el tema en cuestión! Cunde la duda si en este momento vamos por buen camino o si hay una concreta y evidente necesidad de hacer cambios hacia futuro. 

Aparentemente hoy en los albores de la Globalización, de la Sociedad de la Información y del Conocimiento, de la era digital -lo binario, lo digital, la web, la informática, la telemática-, y el nadir del Siglo XXI, la gran mayoría de los que somos contemporáneos y coterráneos de y en la Gaia (“Un punto azul pálido”, tema y título de un libro del físico Carl Sagan), aquellos que nacimos en lo que se acepta arbitrariamente como la transición entre un segundo y un tercer milenio, nos es perceptible e intelectivo el haber llegado plausiblemente a una cierta cúspide de desmedro científico, incluso con cierto atrevimiento hablamos que como especie (Homo sapiens sapiens), tenemos el potencial de trabajar y modificar la materia y la energía, en órdenes de potencias de diez(10n) mucho más por debajo de lo que es la escala de lo que es aparentemente el rango de lo humano, y es entonces que envalentonadamente vociferamos sobre lo nuclear, lo atómico, lo molecular, lo celular, lo nanoscópico, lo mesoscópico…etc. No obstante, la discusión en sí misma sobre la naturaleza de lo trascendental, de lo referente al nos, de lo relacionado a los habitantes de la antroposfera, sigue siendo punto de pugna e ignorancia, de la que solemos con cierta sinvergüencería no escamotear en elogios académicos e intelectuales, para ocultar nuestra perplejidad ante ello o dejamos tales discusiones a dioses míticos y musas, pero lo cierto es que como especie nos aproximamos hoy mucho más a la razón misma de la físico-química de nuestro universo, pero en igual forma pareciera que nos alejáramos de la realidad humana, de la realidad de estos entes no sólo biológicos (biosfera) que somos, sino con una esfera virtual, de lo psíquico, de lo social, es decir la Noosfera de la cual teorizó inicialmente el filósofo cosmista ruso Vladimir Ivanovich Vernadsky y posteriormente el filósofo y teólogo francés Pierre Teilhard de Chardin.
Lo cierto es que los que estamos involucrados en la gestión del conocimiento -educadores, investigadores, líderes educativos y los estados-, debemos concertar en correlato a cómo queremos el futuro. Se debe debatir la dinámica de la Información, la Comunicación, la Educación y el Conocimiento, desde propuestas que encierren las perspectivas aunadas del pensamiento sistémico y desde el pensamiento complejo. Hoy resulta ser una verdad que la Educación deberá afianzarse y a la vez perseguir el amor, la ética, la creatividad y la espiritualidad, pero si se es holista y debemos serlo, pues contextualizemos esta dinámica en la Fenomenología de la Educación, donde confluyen precisamente estos 4 gigantes inermes que nos ganan todas las batallas cuando “intentamos objetivarlos”, y en objetivarlos, monoconceptuarlos y pragmatizarlos, ha estado quizás el error fatal. La Educación sigue siendo ese anatema, para el cual aún no tenemos fórmulas válidas, quizás es de las temáticas de lo humano, sobre la cual se han propuesto más alternativas teóricas y/o prácticas -técnicas, tecnologías, metodologías y modelos-, han surgido corrientes y más corrientes filosóficas, estrategias pedagógicas, epistemológicas, psicológicas, teológicas, sociológicas o antropológicas… yo auguro que seguirá siendo así por mucho tiempo. Sí, es probable que la Educación en sí misma es muy problémica y dinámica (…hoy se le suma a la ecuación lo digital, lo virtual..), pero también es muy probable que simplemente no la entendemos, intentamos fragmentarla, nos hemos enceguecido tratando de mirarla y no verla, como la unidad que es, y estamos mirándola desde cada disciplina y desde cada propuesta y corriente, y sólo encontramos no más que dioramas desarticulados, a ojos neófitos quizás novedades y avances llamativos, pero siempre descontextualizados, y los enfoques reduccionistas, singularistas, no relacionales, monodisciplinares y antropocéntricos que explican el todo en razón de sus partes, se quedan cortos y deficientes. 

Re-pensando lo pensado para re-formar y re-dimensionar el futuro
El gran biólogo francés Jacques-Lucien Monod (premio Nobel en 1965 por sus descubrimientos en el área de la genética), elabora una serie de ensayos fuertes, pronunciados entre 1969-1970 en el Pomona College de California, donde se manifiesta su talento visionario desde las ciencias biológicas, al recalcar que el deber de los hombres es enfrentar desde cualquiera que sea su disciplina, a la cultura contemporánea, para así desarraigar una falsa separación y antítesis entre lo biológico, lo filosófico, lo político…etc. El informe Delors, y los intelectuales Howard Gardner (Psicólogo, pedagogo e investigador norteamericano), y Édgar Morin (filósofo y político francés-judeo-español) abanderan esta perspectiva renovadora, explicando el por qué hay que hacerlo así, las bondades de tal directriz, y el redimensionamiento de todo aquello que directa o indirectamente está inmerso en la Educación, la Pedagogía y la Docencia, no sólo desde el ámbito escolar, sino desde criterios que involucren un cambio en creencias, valores, y actitudes, desde lo ciudadano y lo social, proponiendo entonces estrategias y maneras de pensar y repensar el arte y la ciencia de lo divino y lo humano que fundamenta y escencializa a la Educación, su sustancia y sustrato, en el menester y en la cotidianidad. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1999, comisiona a Morin para plasmar en síntesis, él cómo y los cuáles son los siete saberes para la Educación del futuro, y él propositivamente encarar así el problema: las cegueras del conocimiento(el error y la ilusión); los principios de un conocimiento pertinente; enseñar la condición humana; enseñar la identidad terrenal; enfrentar las incertidumbres; enseñar la comprensión; y la ética del género humano. 

Gardner por su parte, diserta propositivamente sobre las cinco mentes del futuro, y por su parte encara así el problema: la mente disciplinada; la mente sintética; la mente creativa, la mente respetuosa y la mente ética. El texto reflexivo seminal Informe de la Comisión Internacional sobre la Educación de la UNESCO para el Siglo XXI, que se tituló “La Educación encierra un tesoro”, informe llamado también Delors (encabezado por el político francés Jacques Delors, presidente de la Comisión Europea entre 1985 y 1995), habla de la Educación integral como la “utopía necesaria”, y se estriba la problemática en 4 pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser.
-Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión (Morin) y enfrentar las incertidumbres (Morin)
¡La mayor ilusión y el mayor error, es el creernos tanto individualmente y como especie, que todo cuanto sabemos y teorizamos es verdad! Olvidamos que todo es producto de nuestra maquinaria genética-cognoscitivo-sensoperceptual, de nuestro contexto eco-social. Lo más común son nuestros errores mentales, intelectuales, de la razón y sin contar nuestras cegueras paradigmáticas. De estas cegueras paradigmáticas la más descollante y lesiva, ha sido la occidental cartesiana (quizás concebida desde los principios u oposiciones pitagóricas) con su dualidad cuerpo-mente, sujeto-objeto, forma-función, molar-molecular, teleonomía-teleología, calidad-cantidad, etc. Hemos sacrificado nuestra racionalidad, idealidad, realidad y juicio, en veras de la búsqueda objetiva de la razón, hemos hecho racionalismos, idealismos, realismos y prejuicio, y sumergidos en el ámbito de los cuerpos doctrinales, las creencias, las teorías y las ideologías, hemos hecho racionalismos que ignoran todo lo que es lo humano, y que son incapaces de una crítica endógena. Estos cuerpos de información paradigmáticos como las creencias y las teorías, son entes enajenantes, que son infecto-contagiosos, y parasitan epidémicamente las mentes. La invitación es a suspender nuestro hábito de caer en la tentación de la certidumbre. 
-Los principios de un Conocimiento pertinente (Morin), la Mente Disciplinada (Gardner), la Mente Sintética (Gardner), y la Mente Creativa (Gardner)
Se han desgastado mentes brillantes discursando en fenómenos del idealismo y el racionalismo puros, y se ha invertido tiempo y conciencia valiosa en problemas falsamente in-complejos. El futuro necesita que todo cuanto sea un quehacer cognitivo sea contextual, global/sistémico, multidimensional y complejo. Todo tiene lugar y sitio, es entramado, es complexus, en todo hay aparentes “conexiones ocultas (tema y título de un libro del físico Fritjof Capra)”. Gardner invita a que los temas deben ser abordados de varias maneras, de una manera disciplinar en comienzo, desde cuatro disciplinas generalizadoras e irreductibles “propedeúticas” entre sí y no en ninguna forma “hermeneúticas”: científica, matemática, histórica y artística. Dice Gardner que una disciplina es una manera someramente característica de concebir el mundo. Pero Gardner también somete la palabra disciplina a la acepción necesaria de que necesitamos a futuro gente disciplinada, gente con capacidad de habituarse a indagar a curiosear el mundo desde el contexto, multi- y trans-disciplinario. Sintetizar es comprender, y comprender es tanto comprimir como entender, por tanto comprender es aprender y re-aprender. No obstante, se debe cautivar la capacidad sintetizadora de la mente humana, peormente hoy en el mar tormentoso de información, de datos y datos. Sólo si como humanos jugamos a la dicotomía monodisciplinar-polidisciplinar como un continuum, precisaremos un reduccionismo no reduccionista, un verdadero pensamiento crítico, que redundará en utilidad con impacto en la borrasca informativa babeliana (teoría del filósofo postmodernista Gianni Vattimo). 

-Enseñar la condición humana (Morin)
La multidimensionalidad humana es cósmica universal, física, terrestre y ante todo “humana”. Es triste que nos desconozcamos, que a la vez en nuestra humanidad somos uniduales (cuerpo-mente) o mucho mejor “uni-triales” -cerebro-mente-cultura-. Como seres emocionales, donde el -dolor, la ansiedad, la alegría, el amor- son ejes y motores (e-motion, motif/motive) de nuestra humanidad, casi siempre nos olvidamos que desde el más pequeño al más grande de los autores, de los científicos y de los artistas, crean desde el afecto, desde la emoción, desde el deseo. No sé en que momento los movimientos del modernismo desvirtuaron en su mayoría tanto lo trascendental que es el humano en veras de objetivar lo que nace desde la subjetividad plena. Una retaliativa esperanzadora a esto surge desde el modelo biopsicosocial de la unidad trinitaria del hombre, desde la teoría de sistemas, este modelo surge como alternativa a la nosología, y quizás la primera aproximación es del médico psiquiátrica George Engel. Morin denota que la situación humana de los humanos en razón a todo lo expuesto es “unitas multiplex” y “homo complexus”, y la condición ante todo social es expuesta por el científico germano Carsten Bresh en el plural como “hominites sapientes”.
-Enseñar la identidad terrenal (Morin)
¡Nos hemos concentrado mucho más en el ser, y no en el estar… en el estar… en el estar en el planeta…en el cosmos! El pacto natural hombre-naturaleza se ha roto, y este quebranto ha sido cada vez más crítico, en la medida en que ha avanzado la “era planetaria”. Para no ir más lejos, hoy son subverticios aún términos como “Naturbanización”, “Ecovivienda”, “Ecosofía”, “Ecópolis”… pero bueno… ya se oye, esperemos que se escuche resonantemente. En qué momentos nos creímos el profetismo facticio de que somos el Adán dueño del Edén que plantea la mitología judeo-cristiana?... La crisis natural es evidente, hemos roto este pacto, y lo cierto es que falsamente pensamos que el planeta está muriendo, pero en verdad lo que sucede es que la biosfera del planeta se adapta y seguramente como lo ha demostrado tantas y tantas veces, la interacción gea-bio es un patrón emergente, habrá con seguridad muchas más especies ecuménicas el día que no estemos. La hipótesis de la Gaia del inglés James Lovelock nos recuerda que sí, que la vida… que la biosfera…es la que se autorregula y se autogenera, que ella es quien mantiene unas condiciones adecuadas para sí misma, que si bien en la Tierra hubo unas condiciones iniciales (deterministas no lineales, caóticas) a las cuales la vida se adaptó, ahora la vida per sees quien afecta el entorno, lo modifica, lo cambia a favor de ella. 

Hablamos de ciencias agronómicas, ciencias de la tierra (geología, geodesia…) pero el contexto para estas ciencias recién lo estamos comprobando, se ha cientifizado tanto de la Tierra, pero sin el protagonismo de la Tierra. Esperemos que lo que se ha dado a denominar como “desarrollo sostenible, perdurable o sustentable” formalizado por primera vez en el 1987 en el Informe Brundtland (-llamado así porque la comisión fue encabezada por la política noruega Gro Harlem Brundtland- de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, de las Naciones Unidas) sea meta y reto ha futuro, buscando y formulando alternativas soportables, viables y equitativas, desde lo económico, lo social y lo ecológico.
-La ética del género humano (Morin), Enseñar la compresión (Morin), la mente respetuosa (Gardner) y la Mente ética (Gardner)

Nos olvidamos que este Ethos debe ser universal, con todo y con todos, respetando “los deberes y derechos” desde una verdadera demo-cracia, que vire su actual formulación hacia un polidimensionamiento, hacia la tolerancia comprensiva de lo divergente, de la polisemia (polisignificantes-polisignificados), que reitere nuestro papel como ciudadanos y conciudadanos entre nos y el mundo. Es idiota y falaz que se hable de las ciencias del terrorismo, y que no estemos tozudamente luchando por comprender el instinto agresivo animal y la conflictiva humana, que va mucho más allá de las consideraciones socio-económicas y geo-políticas. Bella la disertación de Gardner, cuando preconiza que ese Ethos se logra al inspirar el sentimiento humano hacia la integridad, la transparencia, la imparcialidad y el desinterés, y Morin también plantea que la comprensión nos pide comprender la incomprensión. La verdadera “demo-cracia” como presupuesto ideal del hombre político, debiera fundamentarse sobre lo que preconiza Gardner. Ha futuro deberemos focalizar como combatir los anti símbolos gregarios, es decir los “dia-bolos” tales como el egocentrismo, el etnocentrismo y el sociocentrismo. Deberemos también promover el ethos con nuestro contexto terrícola, un bio-ethos, un eco-ethos, un geo-ethos coexistentes armoniosamente con unanthropos-ethos. La palabra y el significado que conllevan “Eco-nomía” y “Eco-logía” deben ser religadas, la administración y el conocimiento de la Gea, es lo mismo y en el mismo sentido, no podemos seguir vulnerando el planeta.
-La Síntesis Delorsiana: “Conocer”

La palabra “conocer” es aún en estos albores milenarios -después de miles de años de civilización y un falsamente hiperbolizado avance científico (ante todo en la matriz histórica del Siglo XX, y el incipiente Siglo XXI)- bastante amplia, disímil, harta y enigmática… ni siquiera nuestro supuesto mayor avance en la filosofía de la mente, en la epistemología, nos han dado un suelo lo suficientemente fuerte y sólido para pronunciar oraciones definitorias en relación a qué son la mente, la psique, la conciencia, el yo. La “Gnosis” (el mismo “Veda” del sánscrito indoeuropeo histórico) es ser, es hacer, es teorizar, es aplicar, es comprender…”es”… El informe Delors al manifestar y concretar que hay que promover el aprender a conocer (un saber), el aprender a hacer (el saber hacer –habilidad-) y el aprender a ser (saber ser -actitud, auxología, ética, moral-), encara la disyuntiva de Morin y Gardner que ellos postulan bajo los cambios de paradigma en torno al error y la ilusión, el enfrentamiento de las incertidumbres, la búsqueda de la pertinencia, lo disciplinar y la disciplina en la mente, la síntesis y la creación. El aprender a vivir juntos forma parte de esta identidad y condición humana en el planeta, es parte de esa “Gnosis”.
Conclusión(es), incertidumbres, interrogantes, esperanzas, confianzas (-de con fé-), ucronías y utopías

Los humanos de hoy tenemos un compromiso inequívoco, intransferible, ineludible y definitivo con la especie, y si los que estamos involucrados en el proyecto educativo y en la búsqueda de la felicidad del individuo como fin último de la especie, ya sea en cualquiera de los 4 grandes dioramas (arte, academia, negocios, deporte), si no jugamos a ello, estamos destinando a la barbarie de la humanidad, a la barbarie del ethos, a la barbarie política, a la barbarie mental, a la barbarie informática…., tal vez los comportamientos humanos que desdeñamos dolorosamente sean simplemente el instinto representado en la barbarie. Identicidad (de idéntico) es distinto a identidad, la identidad se construye sobre la autonomía y la integridad, y no sobre la incapacidad y la insensibilidad! Debemos decidir si nos damos hacia el cambio, o si la posición ortodoxa conservadurista soberbia y rígida sigue rigiendo la matriz existencial humana, o si como Gardner, nos concientizamos que algunas prácticas, técnicas y tecnologías de la pedagogía no están funcionando debidamente, o si también somos reaccionarios a que estamos a comprender que somos/estamos en otros tiempos, en otros contextos, y hay una necesidad de promover la adaptación. 

Bibliografía/Referencias sugeridas para profundizar

-Delors J. Los cuatro pilares de la Educación. En: La Educación encierra un tesoro. Informe UNESCO, 1996; Base de datos de UNESCO(Organización de las Naciones Unidas, para la Educación, la Ciencia y la Cultura): París(Francia): http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF
-Gardner H. Las cinco mentes del futuro: un ensayo educativo. Barcelona(España), Editorial Paidós Asterisco, 2005.
-García GA. Ocio: creatividad y aprendizaje de lo divino y lo humano -un dilema mal entendido en el paradigma educativo contemporáneo. Rev Médica Sanitas 2009; 12: 54-65.
-Maturana H, Varela, F. El árbol del conocimiento. Madrid (España), Editorial Debate, 1996.
-Maturana H, de Razepka SN. El sentido de lo humano. Santiago de Chile (Chile), Editorial Dolmen, 1997.

- Morin E. Los siete saberes necesarios para la Educación del futuro. Bogotá(Colombia), Editorial Unesco-MEN, 2000.

Comunidad de Educadores para la Cultura Científica @comunidadCECC

La Comunidad de Educadores para la Cultura Científica es una iniciativa promovida desde IBERCIENCIA de la OEI que ya cuenta con más de 3.000 miembros.
Esta coordinada por Óscar Macías y Joaquín Asenjo y se centra en unos materiales desarrollados por Mariano Martín Gordillo.
Cuenta con un amplio equipo asesor entre los que destaca el equipo docente del Diploma de Especialización en Divulgación y Cultura Científica, el Grupo CTS de la Universidad de Oviedo y el Grupo ARGO


Red Iberoamericana de comunicación y divulgación científica - IBERDIVULGA
3 de octubre de 2014
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